mil y una muertes

Portada de mil y una muertes

El lector verá a través del ojo de su cámara la falsificación alucinante de nuestras nacionalidades, la fantasía derrotada de los ideales y las utopías, la más persistente de ellas el canal …

En estas páginas nace, vive y muere (al menos por el momento) el fotógrafo Castellón, uno de los personajes más atractivos y enigmáticos de la literatura hispanoamericana reciente.

Una novela del ganador del Premio Cervantes 2017.

El lector verá a traves del ojo de su cámara la falsificación alucinante de nuestras nacionalidades, la fantasía derrotada de los ideales y las utopías, la más persistente de ellas el canal por Nicaragua, y la convocatoria del genio y la miseria en diversos escenarios, desde el puerto de Greytown en Nicaragua, con sus palacios de mármol en medio de la selva, al ghetto de Varsovia y al monasterio de la Cartuja en Mallorca.

El mercenario Walker, el rey mosco, la reina Victoria, Napoleón el pequeño, el Archiduque Luis Salvador y su extravagante cortejo, Flaubert, Turgueniev y George Sand, sin olvidar a Chopin, se dan cita aquí, junto con la pluma envidiosa del escandaloso Vargas Vila y la prosa florida de Ruben Darío.

Reseña:
«Ramírez es de esa estirpe de escritores que ha hecho de America Latina y de sus historias fabulosas la patria literaria de su obra, llámese ese espacio y sus espíritus lo real maravilloso, realismo mágico o como quiera uno llamarle.»
El País

  • Peso: 270 gr
  • Grueso: 1.9 cm
  • Ancho: 12.6 cm
  • Alto: 18.9 cm
  • Fecha de lanzamiento: 15/11/2018
  • Plaza de edición: ES
  • Año de edición: 2018
  • ISBN: 9788466345743
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Idioma: CASTELLANO
  • Editorial: DEBOLSILLO
  • Nº de páginas: 360

Este libro ha sido escrito y pretenece a Sergio Ramirez

En un viaje a Polonia cuando el autor formaba parte del Gobierno Sandinista, descubre por casualidad una exposición fotográfica de Castellón, un artista nacido a mitad del siglo XIX, que murió en un campo de concentración alemán. Tomando a Castellón como hilo conductor, la obra se convierte en una sucesión de retratos, unos periodísticos y otros casi con formato de cuento, en los que encontramos personajes tan distintos como Chopin y George Sand, Rubén Darío, Napoleón III o Turgueniev, junto a otros elementos surrealistas (al estilo de los enanos de Buñuel), como el cerdo o la propia muerte. Los relatos se van sucediendo como las fotografías en una exposición y, aunque de factura muy desigual, algunos de ellos son de una sorprendente plasticidad.

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