llamadme alejandra
Como si fueran figuras de ajedrez, la familia Romanov se prepara en silencio para un nuevo traslado. Alejandra, la zarina, sueña con ver a sus cuatro hijas casadas. Tras la abdicación del zar, ya no tiene grandes pretensiones para su pequeño Alexis, más allá de una vida tranquila y alejada del mundo. …
Como si fueran figuras de ajedrez, la familia Romanov se prepara en silencio para un nuevo traslado. Alejandra, la zarina, sueña con ver a sus cuatro hijas casadas. Tras la abdicación del zar, ya no tiene grandes pretensiones para su pequeño Alexis, más allá de una vida tranquila y alejada del mundo. Echa de menos a su amigo Rasputin, el hombre que más la comprendió después de su amado Nikki. En su última morada y sin más que hacer que esperar su liberación, Alejandra satisface la curiosidad de sus hijas por su pasado. De esa manera reconstruye una vida marcada por la desgracia; pero también plena de felicidad porque el amor que se profesaron ella y Nikki, y que transmitieron a sus hijos, fue el bastión que los mantuvo unidos y fuertes hasta su trágico final.
- Peso: 238 gr
- Grueso: 1.8 cm
- Ancho: 12.5 cm
- Alto: 19 cm
- Fecha de lanzamiento: 27/02/2018
- Plaza de edición: BARCELONA
- Año de edición: 2018
- ISBN: 9788408181507
- Encuadernación: Tapa blanda
- Idioma: CASTELLANO
- Editorial: PLANETA
- Nº de páginas: 368
Este libro ha sido escrito y pretenece a Espido Freire
Premio Azorín 2017. Como si fueran figuras de ajedrez, la familia Romanov se prepara en silencio para un nuevo traslado. Alejandra, la zarina, sueña con ver a sus cuatro hijas casadas. Tras la abdicación del zar, ya no tiene grandes pretensiones para su pequeño Alexis, más allá de una vida tranquila y alejada del mundo. Echa de menos a su amigo Rasputin, el hombre que más la comprendió después de su amado Nikki. En su última morada y sin más que hacer que esperar su liberación, Alejandra satisface la curiosidad de sus hijas por su pasado. De esa manera reconstruye una vida marcada por la desgracia; pero también plena de felicidad porque el amor que se profesaron ella y Nikki, y que transmitieron a sus hijos, fue el bastión que los mantuvo unidos y fuertes hasta su trágico final.